Tierra volcánica, tubos de lava, y cráteres rojos son parte del legado de las erupciones que protagonizan la formación de la isla de Lanzarote, que junto a sus arenas blancas y sus aguas transparentes, componen un gran número de texturas, fenómenos geológicos y colores inverosímiles capaces de transportarnos a cualquier lugar remoto de un mundo desconocido.